martes, 24 de enero de 2012

Presentes

VIAJES de ensueño con el cartel de gratis total. Joyas y abrigos de pieles para ella y para él. Fines de semana de incógnito en hotelazos de allá o acullá. Bolsos de Cartier. Relojes de Greubel Forsey. Semanas en los Alpes, codo con codo con lo más de lo más. Detallitos por el cumpleaños del/de la excelentísima/o. Lo último en portátiles, en cámaras digitales, en teléfonos inteligentes, en tabletas, que en el 3er piso tenemos maravillas. Cajas de gran reserva por el Día de Navarra. Y en Navidades que no falte el maletín de Veuve Clicquot (brut carte jaune) ni el pernil de ibérico con afilado jamonero albaceteño en el lote, para que corte el escolta. Sin olvidarnos de la consola o la minimoto para el niño y la niña, que ya a hecho la Primera Comunión, la puesta de largo o el previo para la UN. Etc. Etc. Etc. Con el meneo que ha habido aquí estos años de solares de intendencia, autovías en la sombra, informes para museos fantasmas -en todos los sentidos de la palabra-, embalses de itoiz, canales de navarra, aparcamientos por mis cojones, altas velocidades, térmicas castejonenses, reynos arenas, baluartes, circuitos cabe logroño y una larga serie de proyectos y desproyectos, alguno de ellos rentable, la mayoría ruinosos y todos ellos multitudinarios en millones a cuenta del erario público, con todo lo que hemos visto y no visto, digo, en estos años de despiporre UPSN, ¿alguien puede creerse que no ha habido de todo aquello y algo más? A Camps, el para Rajoy "modélico" expresidente valenciano, los implicados en la trama corrupta de Gürtel le correspondían sus atenciones con impecables trajes a medida y otros presentes. Algo falló y ahora se sienta en el banquillo de los acusados. Le seguirán en breve, aunque por otras razones, otros ex: el castellonense Fabra y el balear Matas, todos del PP. A mí, en general, me va más el Cantábrico, pero un poco de aire mediterráneo no le vendría nada mal a esta provincia.
POR AINGERU EPALTZA en diario de noticias

lunes, 23 de enero de 2012

Se acabó la fiesta y las facturas sin pagar


HUBO un tiempo en la piel de toro en que se ataban los perros con longanizas. Los antecedentes fueron las faraónicas inversiones de la Exposición Universal de Sevilla y los Juegos Olímpicos de Barcelona, que pusieron en el mapamundi a la España del posfranquismo, por primera vez bajo un barniz de modernidad. Era la época del PSOE de Felipe González, a la que siguió el despegue económico basado en el ladrillo de la era aznaril. La bonanza económica posterior llenó las arcas públicas, y muchos ayuntamientos, comunidades autónomas y administraciones estatales se lanzaron, en un loco frenesí, a construir infraestructuras y equipamientos singulares, sin evaluar en muchas ocasiones el impacto económico que iban a tener para generaciones futuras. Curiosamente, el llamado efecto Bilbao tuvo mucho que ver en el fenómeno. Dice el periodista de La Vanguardia Llàtzer Moix en su libro Arquitectura milagrosa (Anagrama 2010) que, "gracias al prodigio de la arquitectura icónica" del Museo Guggenheim, que "obró milagros" en Bilbao, "alcaldes y presidentes autonómicos de toda España vieron en el ejemplo bilbaino la clave de su futuro". ¿El resultado? "Obras impresionantes pero en ocasiones, insensatas, desmesuradas e insostenibles", cita con clarividencia.

Llegó la fiesta en la que se había convertido la última década y se acabó. La profunda recesión y la deuda de las administraciones han destapado la cruda realidad: miles de millones de euros dilapidados en aeropuertos sin vuelos, autopistas vacías, tranvías sin inaugurar, estaciones de AVE desiertas, recintos deportivos que se utilizan una decena de días al año, y complejos culturales y administrativos cuyas construcciones son un saco sin fondo de euros y que nunca, jamás, podrán ser amortizados. Y todo ello sufragado por el dinero de los contribuyentes, que deberán seguir pagando durante muchos años las deudas que generan estos equipamientos.
Ahora que el Gobierno español quiere atar en corto a los gestores públicos que gasten más de lo debido, lo llamativo del asunto es que, si el PP aplicara a rajatabla esta idea y lo hiciera con efecto retroactivo, serían sus cargos públicos y los del PSOE los que acabarían entre rejas. Porque malos gestores populares y socialistas se han repartido los grandes casos de despilfarro de dinero público de los últimos diez años.
EL SUMIDERO DE VALENCIA El pozo negro del derroche se sitúa en la Comunidad Valenciana, que con tanto respaldo popular ha venido gobernando los últimos años Francisco Camps, ahora enjuiciado acusado de cohecho. No es casualidad que la trama de corrupción de Gürtel tuviera en esta comunidad -la más endeudada del Estado español- su base de operaciones. Los proyectos faraónicos comenzaron de la mano de Eduardo Zaplana y su apuesta por Tierra Mítica, el parque temático de Benidorm que nunca cumplió sus previsiones y cuya conflictiva gestión aún colea, ahora en manos privadas. Financiado en su mayoría por la Generalitat, las hoy arruinadas cajas de ahorros valencianas e inversores privados, el complejo costó más de 377 millones de euros, a lo que contribuyeron los excesivos sobrecostes, una lacra aceptada por la mayoría de las administraciones públicas españolas. Era solo el principio. Todavía sin cifras oficiales, se calcula que Valencia se ha gastado en los últimos años otros 140 millones de euros en el circuito de Fórmula 1. Los gastos se dispararon para la Copa América de Vela: 2.102 millones destinados a infraestructuras. La capital valenciana cuenta también con su propio Guggenheim, la ostentosa Ciutat de les Arts y dels Ciències, un monocultivo del polémico Santiago Calatrava, que ha costado cuatro veces más de lo presupuestado.
Caso aparte es el aeropuerto de Castellón, inaugurado poco antes de las elecciones municipales de 2011 por el inefable Carlos Fabra, y que nunca ha obtenido permiso para operar. El coste total rondó los 150 millones. La ruptura del contrato con la concesionaria le costaría a la Generalitat 80 millones. Para más inri, se está acabando de levantar en la entrada del aeropuerto nonato una escultura de 24 metros de altura en honor de Fabra. "Es el mayor elefante blanco de España, una estatua dedicada a un infame político, cuya cara dará la bienvenida a la gente a un nuevo aeropuerto que nadie usa", escribían en el diario británico The Guardian hace unos días.
Lo de España con los aeropuertos es de consulta psiquiátrica. Ya hay 52, pero solo una decena son rentables. La huida de los operadores de bajo coste debido al descenso de pasajeros se ha cebado con los más pequeños: el de Badajoz acaba de cerrar. En los últimos años se han construido, además del castellonense, aeródromos en Burgos, Salamanca, Huesca, Lleida, Córdoba y Albacete. Y se han ampliado bastantes más. Las cifras de vuelos y pasajeros son ruinosas.
POR AIRE, POR RAÍLES... El más llamativo aeropuerto fantasma español es el de Ciudad Real. Construido con una pista de cuatro kilómetros capaz de soportar el aterrizaje del mayor avión del mundo, ha sido un fracaso y ha cerrado sus puertas. Costó la astronómica cifra de 1.100 millones de euros, financiados en parte por la anterior administración socialista castellano manchega -José Bono fue el impulsor del proyecto-, a través de Caja Castilla La Mancha, otra de las entidades de ahorro intervenidas.
No es el único ejemplo del noble arte de lanzarse a construir infraestructuras previendo cifras de usuarios desproporcionadas. El Estado español es, junto con Portugal, el país europeo con mayor densidad de autopistas. La borrachera del asfalto tiene su mejor exponente en Madrid, donde en pocos años se han construido cuatro carreteras radiales. Algunas no cubren las expectativas de viajeros. El caso más escandaloso es la AP-41 entre Madrid y Toledo. Costó 440 millones y tiene una media de utilización de 1.641 vehículos diarios. La concesionaria ha ganado una sentencia, en la que pedía una indemnización de 300 millones, porque el Ministerio de Fomento no siguió con la construcción hasta Córdoba, como estaba previsto en el proyecto inicial. Además, se queja de que la Comunidad de Madrid perjudicó su negocio al construir una carretera casi paralela pero sin peaje.
El Tren de Alta Velocidad ha sido el otro gran boom en las infraestructuras en la última década. Solo China gana a España en kilómetros de AVE proyectados. Los indiscutibles trayectos exitosos de la alta velocidad española contrastan con algunos tramos y estaciones donde, sin duda, se ha tirado el dinero público a la basura. El caso más llamativo de tramo infrautilizado ha sido el de Toledo-Albacete, hasta el punto de que, cumplido el medio año de ruinoso servicio, Renfe dio carpetazo a la línea. Construir la línea Madrid-Albacete supuso 3.500 millones, y el coste por pasajero se elevaba a 1.125 euros, una cifra claramente inasumible. Por no hablar de estaciones fantasma como la de Requena-Utiel, en la línea Madrid-Valencia, que costó 12,4 millones para la cuarentena de pasajeros que la utilizan cada jornada.
EL 'SUEÑO' DE FRAGA En la otra punta del mapa, en Santiago de Compostela, destaca el amplio complejo cultural de la Cidade da Cultura. Impulsado por el entonces presidente gallego Manuel Fraga, aún estando vivo se consideró en aquella tierra que era su testamento, un mausoleo construido en vida. Diez años después, los 108 millones de presupuesto inicial van ya por los 400. Y aún no se ha terminado este mastodonte cultural de piedra, dividido en varios complejos -algunos de los cuales no se sabe a qué se dedicarán- y cuyo presupuesto para este año se llevará uno de cada seis euros destinados por Galicia a la cultura y el turismo.
Otro proyecto de dudosa rentabilidad fue la Expo del Agua de Zaragoza de 2008, presupuestada en 700 millones de euros durante los gobiernos de los socialistas Marcelino Iglesias y Juan Alberto Belloch. El Tribunal de Cuentas dictó que las pérdidas acumuladas superaron los 500 millones de euros. De todo el complejo, sobreviven la Torre del Agua y el pabellón-puente de Zaha Hadid, que están sin uso. Por este último, se acabó pagando 88,3 millones de euros, más del doble de lo presupuestado. A día de hoy, el parque empresarial levantado en el lugar solo ha podido vender un 1% de su superficie construida. Como en el refrán yo me lo guiso y yo me lo como, serán los organismos públicos aragoneses los que ocupen finalmente las instalaciones.
DIARIO DE NOTICIAS

sábado, 7 de enero de 2012

D'Iñaki Anasagasti a Iñaqui Urdangarin


Cuando Iñaki Urdangarin y Cristina de Borbón se casaron en Barcelona, el Lehendakari Ardanza les hizo un buen regalo. La actuación del Orfeón Donostiarra en la vistosa ceremonia de su catedral gótica. El padre del novio era un afiliado del PNV, el joven se llamaba Iñaki, Jose Mari Gerenabarrena era amigo de la familia y todo el mundo estaba encantado. Fue el clásico espectáculo de masas del que nunca supimos su costo, pero como los cuentos de hadas no tienen valor, pues todos les deseamos fueran felices y comieran perdices.
A mí me supuso que me vasquizaran el nombre en el ABC. Bautizado y registrado como Iñaki Mirena, Luis María Ansón la tenía emprendida contra el nombre sabiniano. A raíz de aquella boda, recuperé mi nombre original en el periódico de la derecha española. No tengo pues la menor animadversión contra esta pareja sino mucho respeto y solidaridad hacia los padres del ex jugador de balonmano (Iñaki Urdangarin), al que acaban de bautizar como "talón-mano ".
Con este antecedente la pregunta que uno se hace es cómo un chaval bien parecido, deportista y con una vistosa familia, se haya metido en semejante barrizal que ha destrozado su vida y le ha clavado a la monarquía española un rejón de fuego. ¿Un submarino republicano para dinamitar desde dentro la Institución?. No parece. ¿Una incursión en los negocios con la misma mentalidad de lo que veía a su alrededor?.
Quizás ésta puede ser la explicación, pues es difícil haya otra. Bien es cierto que el status de la familia real no está contemplado en la Constitución. No existe. Y tan es así que el heredero solo aparece a efectos sucesorios. Para nada más. Toda esa ridícula parafernalia de reverencias de las señoras, besamanos, lectura de pregones, presidencia de actos de todo tipo, entrega de premios, tiene el mismo valor que si usted, con su hijo se ponen a hacer lo mismo, pues ese papel no les está asignado en ningún artículo de la Constitución. En ella solo habla del rey. De nadie más.
De ahí que todas esas presidencias de organismos y de la credibilidad que se le atribuía a sus negocios "pues detrás está la Casa Real", no es más que la evidencia de una Corte corrupta, de la idiotez del español a la hora de hacer la pelota a un ciudadano normal y sobre todo de las falta de control político hacia una Institución a la que el erario público mantiene porque su acción ha de basarse en la ejemplaridad. ¿Ejemplaridad la de Juan Carlos de Borbón? ¡Vamos hombre!.
Yo rompí con todo ese mundo de mentiras a raíz de la guerra de Irak. Hasta entonces habíamos seguido con esa ficción del Pacto con la Corona que jamás percibí, pero tras mantener con el rey un diálogo duro en el que me dijo que él era militar y le gustaban las guerras y yo contestarle que se fuera él y le mandara a su hijo, revisé la Constitución y vi que el artículo 63 le daba un papel como jefe de las Fuerzas Armadas. Y tras negarnos una audiencia a los Grupos de la Cámara, salvo al sumiso Zapatero, en una de las sesiones, bajé a la tribuna del hemiciclo del Congreso y denuncié al rey por su pasividad, su falta de coraje, la dejación de sus funciones y su poca personalidad ante un Aznar que se había reunido en las Azores con Bush, Barroso y Blair y quería mandar tropas a una guerra "para sacar a España del rincón de la historia".
Se armó la de Dios es Cristo. Aún recuerdo el abucheo de Rajoy, Acebes, Rato, Mayor Oreja y Arenas.
Era la primera vez que desde aquella tribuna Pulgarcito se atrevía a meterse contra Goliat, el gigante de la transición y además desde un partido nacionalista. Eran tiempos de mayoría absoluta de Aznar y en aquella Cámara solo había, rodillo y tente tieso.
Tras esto y puestas las cosas en su sitio me dediqué a preguntar sobre las cacerías con osos borrachos, viajes extraños, gastos inútiles, uso de aviones sin ton ni son, cambio constitucional para que no exista primacía del varón sobre la mujer en la actual y muy machista Constitución española, los Premios Príncipes de Asturias a mayor gloria del heredero, costo de la boda de Felipe y Letizia, presupuesto de la casa Real, papel del Rey el 23-F, y cosas así.
El gobierno jamás me contestó. Respondían con dos líneas diciendo que el rey es irresponsable, es decir no responde ni ante los jueces, ni ante Dios, ni ante la historia y que haría mejor en condenar a ETA. Curiosamente los más beligerantes eran los socialistas a los que todo esto les incomodaba y dejaba patente su poco respeto al republicanismo de su historia.. ¿Y en ­casa?. "Cosas de Iñaki". Pero a la gente le gustaba se fuera contra éste abuso continuo de poder.
Pero no eran cosas mías. Independientemente de que el rey Juan Carlos está ahí, porque nos lo dejó un dictador cruel y sanguinario y él jamás ha condenado aquella dictadura sino se ha beneficiado de ella, e independientemente de que en la Constitución se metiera de matute la monarquía parlamentaria sin referéndum como hubo en Italia, la actual Jefatura del Estado no puede ser irresponsable ante la ley y no puede usar fondos públicos sin que haya un ojo público para vigilar sus gastos. Y estas evidencias no pueden ser "cosas de Iñaki" sino de algo tan simple como la salud democrática de un país. Yo no soy el Peñafiel vasco como alguno ha querido describirme para anular mis denuncias, sino un parlamentario que tiene la obligación de controlar al gobierno y a ser posible, a la Jefatura de un estado, que permite se viva en la corrupción mientras se le orla con el premio a la virtud.
Mi denuncia fue la única y la primera. Luego vino Tardá de ERC y ahora IU, pero a efectos de notaría, fue el PNV, porque yo hablaba en nombre del PNV, quien puso el dedo en la llaga. Que Amaiur tome el dato.
A raíz de toda ésta tormenta, la editorial "La Esfera de los Libros" me pidió en 2007 escribiera un libro con mis experiencias en este campo. Y lo hice y titulé "Una monarquía protegida por la censura". En ella hablaba de mis vivencias con ese mundo de ficción, desde dentro del sistema, y denunciaba los negocios de Iñaki Urdangarín desde la página 101 a 104 en el capítulo "La Familia sí recibe". Pero a mí no me recibieron. Torpemente la editorial envió el libro a la Casa Real y ésta negó su publicación. Pero al poco el libro se editó. Lo hizo Javier Ortiz pero la sordina que le pusieron como para escribir otro libro con lo que había supuesto superar aquella carrera de obstáculos.
Curiosamente el libro se publicó un año después de que la pareja y sus niños fueran enviados a Washington en 2006, nombrándole al duque de Palma, consejero de Telefónica. ¿No sabían en que negocios andaba el yerno?. Por supuesto. Pero el Rey quiso encubrirle sacándolo de circulación. Y el encubrimiento, para la gente normal, es un delito tipificado en el Código penal. Pero el rey es "irresponsable".
Cuando nadie sabe el presupuestos exacto de la Casa del Rey, cuando nadie controla sus gastos como ocurre con otras monarquías, cuando el rey recibe regalos de todo tipo y no pasan a la contabilidad del Patrimonio del Estado, cuando la opacidad es total y los medios aplauden semejante corrupción, cuando primeros coches, primeras motos, comisiones de jeques petrolíferos han hecho de Juan Carlos de Borbón uno de los hombres más ricos de Europa, cuando nada de todo esto se podía investigar, llegó a semejante patio de monipodio un chaval al que lisonjearon, reverenciaron, tentaron y el hombre y su gentil esposa cayeron en el pozo hasta el punto que incluso metieron a sus hijos menores en empresas y enjuagues impropios de una familia respetable. Se creían inmunes, impunes y protegidos por la censura y la bobaliconería de la Villa y Corte. Y eso, es para mí, lo que ha pasado. Porque en La Zarzuela si alguien se atrevía a decir algo, seguramente responderían: "Cosas de Iñaki". Pero de Iñaki Urdangarin, Duque de Palma.
La pregunta es. ¿Por qué Iñaki Urdangarin y la Infanta Cristina, socia en todo este montaje, no están todavía imputados si ya lo está Diego Torre, el socio y los responsables de la Ciudad de las Artes y de las Ciencias de Valencia que firmaron esos contratos con esa ONG con ánimo de lucro?. Me imagino que el PP, Trillo y la Casa Real estarán metiendo horas extras para tratar de salvar algún mueble que otro, sobre todo a la Infanta.
Lo malo es que quien creó el microclima para que esto sucediera seguirá ahí felicitando las Pascuas en su mensaje de Navidad, como si nada hubiera ocurrido. Pero quien de verdad está desnudo, es el propio rey. No solo su yerno y su hija. Y quien está tocada de verdad, es esta monarquía heredera de un dictador.

Signat. Iñaki Anasagasti

martes, 3 de enero de 2012

CONVIVIR ENTRE DIFERENTES

Llega el final de año, y es, siempre, un buen momento para el balance, para la reflexión y para proponer nuestros deseos y nuestros retos e ilusiones, que deseamos ver materializados en el nuevo 2012. La crisis nos aprieta, pero vamos a ser capaces de salir adelante. Seguro. Hay que recuperar un clima de confianza, trabajar por encima de las aspiraciones individuales, civilizar entre todos el futuro colectivo y pensar que si hacemos las cosas bien, con motivación, con ilusión y con profesionalidad, cada uno en su parcela de responsabilidad familiar, social y profesional, lograremos superar este duro ciclo que queremos dejar atrás.
Y junto al compromiso que en el ámbito socioeconómico supone como sociedad superar esta dura meseta de depresión económica, tenemos otro importantísimo reto, del que depende en buena medida el futuro de nuevas generaciones en Euskadi: podernos mirar a la cara sin odio ni rencor, ser capaces, con mayor o menor empatía personal, de hacer realidad el sueño de una convivencia social y personal normalizada. La base ética de mínimos, la premisa para alcanzar este objetivo pasa por reconocer, sin ambages, que amenazar, chantajear, amedrentar y por supuesto atentar contra la vida o la integridad física de cualquier persona es, ha sido y será, sencillamente, inadmisible, insoportable e injustificable. Y hay una parte de nuestra sociedad vasca que todavía es incapaz de afrontar sin matices ni condicionantes este fundamento esencial para poder en vivir en sociedad. Cada vez cuesta más soportar discursos formalmente asépticos que evitan, mediante el recurso a eufemismos, abstracciones y a un lenguaje político tan superado como previsible, llamar a las cosas por su nombre. Pero hay que convivir.
Buena parte de las dificultades para la convivencia política en Euskadi procede de las diferentes identificaciones nacionales, con todos sus matices y modos de sentir la identidad. En términos de convivencia, el denominado «conflicto» no se ha traducido, afortunadamente, en la configuración de dos comunidades enfrentadas. El llamado «choque de identidades» se vive de forma más tensa y dramática en las élites políticas y en los medios de opinión que en la propia sociedad. En ésta, y sin dejar de reconocer la existencia y la importancia de tales diferencias, las cosas se viven con más naturalidad y con menos dramatismo. Eso no significa que no haya déficits de integración en nuestra sociedad. Existe una importante fragmentación, con grupos encerrados en sí mismos y sin relación entre ellos o al menos con relaciones tan infrecuentes como crispadas. Somos diversos, aceptamos la diversidad, pero en nuestra sociedad vasca hay muchas personas que conciben la diversidad como una anomalía provocadora de problemas más que como valor enriquecedor y positivo.
El reto de la convivencia pasa por reconocer empática y recíprocamente al diferente. Estigmatizar al que no secunda tu proyecto político, marginar social y políticamente a quienes no comulguen con la orientación socialmente mayoritaria, construir bloques cerrados frente a otros sectores sociales no es el camino hacia una verdadera construcción nacional. Esta orientación ha fracasado cada vez que unos u otros lo han intentado. Enfrentar siempre suma más apoyos populares que el intentar tender puentes entre diferentes. Pero esa orientación frentista suma sólo al principio, porque mantiene unidos a los propios, pero luego es incapaz de ensanchar la base social de un proyecto, sin la cual no puede salir adelante. Lo negativo vende más que la pretensión constructiva de trabajar por tu proyecto político y de país sin componer trincheras desde las que solo escuchar el eco de tu propia voz, marginando o despreciando al que opina diferente.
¿De qué manera deberíamos vivir nuestras identidades y nuestras identificaciones para que no se resienta la convivencia en la sociedad vasca? Fundamentalmente, con conciencia de que nuestros sentimientos de pertenencia son valores a preservar de carácter no absoluto. La identidad debería ser plenamente compatible con el valor del encuentro y, al mismo tiempo, impedir la absolutización de lo colectivo, ya que los derechos de las naciones no se construyen contra los derechos de las personas.
La convivencia en la sociedad vasca requiere que seamos capaces de formular y compartir una identidad vasca capaz de integrar la pluralidad de sentimientos de pertenencia e identificaciones que coexisten en esta sociedad compleja, y que sintamos y compartamos esa identidad plural sin que nadie tengamos que renunciar a nuestros elementos identificadores. Una identidad plural que se asiente en el sentimiento de pertenencia a una comunidad o colectividad (la vasca) que asume y preserva sus elementos singulares y específicos como factores que fortalecen la convivencia de la comunidad y constituyen una aportación propia a la humanidad.
La identidad de las naciones es más fuerte cuanto más apueste por ser abierta, integradora y respetuosa con sus diferencias interiores, porque una nación cívica debe basar su fuerza en una concepción inclusiva de la identidad, como sociedad de ciudadanos, que valora su pluralismo interno y su complejidad social.
Juanjo Álvarez, en El Diario Vasco